Hoy, el norirlandés de Belfast, Gary Moore, nos ha dejado a la edad de cincuenta y ocho años. En mi opinión, fue uno de los mejores guitarristas de rock y blues que por desgracia para el deleite de los profanos, nunca estuvo reconocido lo suficientemente a nivel mundial. Jamás entenderé que con esos dedos tan rechonchos se pudiese tocar a la velocidad de la luz, o en sus preciosas baladas, se fuera capaz de transmitir tantos sentimientos con seis cuerdas.
Ahora, lo que queda para un simple aporreador de guitarras como yo son sus magníficas piezas musicales. En definitiva es como los grandes literatos, músicos, pintores, etc.; siempre permanecerán sus obras para nuestro goce.