con ojos vacíos,
tez blanquecina.
Me predice futuros
saludando al tiempo
de las mañanas vespertinas.
Sonríe, brilla, hiela,
pulcra de arrugas,
blanco de harina.
Es natural, la vida
y la muerte inseparables.
Una sin otra, brisas marinas.
con ojos vacíos,
tez blanquecina.
Me predice futuros
saludando al tiempo
de las mañanas vespertinas.
Sonríe, brilla, hiela,
pulcra de arrugas,
blanco de harina.
Es natural, la vida
y la muerte inseparables.
Una sin otra, brisas marinas.
Me gusta verte llegar
con aire desmedido
sin las alas recogidas,
el corazón aguerrido.
El roce encendido
las mejillas rosar
con las flores medidas
y volver a respirar.
Belleza sin cincel
caminando a tu lado
de labios de miel
y seguir de pie.
Volver a mirar
en tu fondo, espejo del mío
en mi sed, de agua sanar,
de inquietud vibrar.
Ser responsable de mis actos
donde el tren encuentra andenes
sin remilgos ingratos.
Guíame en la luna llena,
en la concordia,
en la oscuridad plena,
en la discordia.