Un criadero de nostalgias es la vida
donde a cada paso sigue la mirada atrás,
donde la lejanía es incierta y
el futuro se debate en derrota.
Pero mirar atrás, contemplar las míticas andanzas,
los caminos que no regresan,
lo que nunca retornará a ser palpable,
me hace caer en la desazón.
Y mientras el desánimo acaricia la proa
y desdibuja las velas del bajel,
no encuentro dicha en el devenir
aunque el horizonte se halle desgranado.
Pero camino andado quedó atrás.
Los regateos de vida que no culminaron
en bravos y triunfos, sólo me enseñan
que el horizonte traerá otros quehaceres.
Entonces creo ver distantes alegrías,
vidas no vividas de senderos vírgenes
que me darán nuevos placeres y
sensaciones de presentes irrenunciables.
donde a cada paso sigue la mirada atrás,
donde la lejanía es incierta y
el futuro se debate en derrota.
Pero mirar atrás, contemplar las míticas andanzas,
los caminos que no regresan,
lo que nunca retornará a ser palpable,
me hace caer en la desazón.
Y mientras el desánimo acaricia la proa
y desdibuja las velas del bajel,
no encuentro dicha en el devenir
aunque el horizonte se halle desgranado.
Pero camino andado quedó atrás.
Los regateos de vida que no culminaron
en bravos y triunfos, sólo me enseñan
que el horizonte traerá otros quehaceres.
Entonces creo ver distantes alegrías,
vidas no vividas de senderos vírgenes
que me darán nuevos placeres y
sensaciones de presentes irrenunciables.