9 de junio de 2011

Conversaciones con Dante II


Dante

Aclaremos una cosa. Desde donde yo lo veo, todo, y cuando digo todo, me refiero a cualquier cosa de este mundo, gira, cambia, evoluciona o involuciona hacia alguna dirección.

Virgilio

Explícate.

Dante

Una simple piedra. Puedes pensar que una piedra no cambia, que no significa nada, que no aporta. Piensa en una tortuga.

Virgilio

No sé a donde pretendes llegar a parar. Desde luego con una tortuga estás muy cerca del movimiento nulo.

Dante

Tranquilo, vamos despacio, pero siempre en constante movimiento. ¿Dónde y cómo nace una tortuga marina?.

Virgilio

Tú me lo vas a decir.

Dante

Las tortugas marinas depositan sus huevos en la arena de la playa. Es decir, la arena hace de nido de esos seres. ¿Sabías que la temperatura del nido es la que determina el sexo de las tortugas?.

Virgilio

Evolución, tortugas, playas y sexo. No sé... veo que aumenta la temperatura, pero sigo sin saber a dónde vas, si a la playa a tomar el sol o al infierno...

Dante

Voy. La piedra evoluciona a arena, que cobija a los huevos que traen la vida, y a su vez el calor determina el sexo que marcará las futuras generaciones. Una curiosidad: las pequeñas tortugas siempre esperan hasta que todas sus hermanas salgan del huevo, así salen todas a la vez dirigiéndose al mar.
Conclusión: una piedra da vida.

Virgilio

Estás para que te aten.

Dante

Ves, siempre estamos en constante movimiento.