13 de noviembre de 2022




La presión de apurar la vida

me agota en cada rima.

El vivir cada instante

me torna delirante.

 

La existencia es gota a gota.

El palacio de cristal,

un camino que brota,

un ruido con final.

 

Mece el tiempo en un sedal,

gira el alma en libertad

que vuelve a la niña fiera

en la riña que desvela.

 

Viviendo por la senda,

por la herida sin venda,

por el páramo de luz

del aliento sin quietud.

 

Girando la fortuna

en la rueda de luna

del trampolín sin red

que llena el sin querer,

 

amarillean los huesos

como tenues bostezos

de sueños inacabados

en lechos resquebrados.

 

Apura, apura los instantes.

No mires adelante,

manosea el presente

sin discernir los frentes