Me gusta verte llegar
con aire desmedido
sin las alas recogidas,
el corazón aguerrido.
El roce encendido
las mejillas rosar
con las flores medidas
y volver a respirar.
Belleza sin cincel
caminando a tu lado
de labios de miel
y seguir de pie.
Volver a mirar
en tu fondo, espejo del mío
en mi sed, de agua sanar,
de inquietud vibrar.
Ser responsable de mis actos
sugestiones y vaivenes
donde el tren encuentra andenes
sin remilgos ingratos.
Guíame en la luna llena,
en la concordia,
en la oscuridad plena,
en la discordia.
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